2009-03-14

refrescante sensación: el oso en la botella



Siempre se escucha que mañana por la mañana todo mejorará, sólo el calendario sabe cuántos mañanas han pasado desde la primera noche y aun hoy por hoy pretenden vendernos el optimismo como un papel que soluciona nuestras más grandes miserias. ¿Tienes hambre? compra un libro sobre cómo alimentarte en 30 días sin perder la línea. ¿Quieres dinero? o bien puedes invertir en una pirámide o bien puedes comprar el libro de los 30 pasos hacia el éxito (Claro, nunca lograrás pasar del primero "mírate al espejo y repite: Soy un ganador... soy un ganador...") Bien atrás quedó eso de cáete con confianza que yo te alzo, ahora mejor que no te alcen; de rodillas obtienes un mejor panorama de quien te empujó.
El beat pop no fue escrito a la luz de MTV y las caderas de Britney, entonces, ¿por qué se creen Chinaski y Ginsberg todos estos que se dejan crecer el cabello en puntas parejas; no toman vino de caja sino que un siervo les quita el corcho, no pierden lo que no tienen sino que buscan lo que ni desean? Pobre Cristo parado a la pared de la cama de mis padres que se tapa la cara cuando el señor Utria aparta el dinero de los impuestos.
Y lo más fantástico de cuando uno dice hoy en día, es que los alivios son baños con menticol: refrescan por minutos y luego sólo nos queman en pequeños espacios corporales, casi siempre del lado del pecho, del corazón o de los más valientes, del lado de los ojos.


Bruno.

1 comentario:

Ophir Alviárez dijo...

Interesante y atractiva la manera en la que las ideas van atrapando al ojo lector...Caústico el verbo...

Estaré cerca.

Saludos,

OA