2009-04-11

Ni por ti, Ni por mí, Y obvio no juntos


i

Entre tantas noches, días y segundos aún hay uno que no he podido y que no ha sido vivido. Ni por ti, Ni por mí, y obvio no juntos.
Un tiempito especial, sin contratiempos, sin amarras, sin licor. Lleno de toda la bondad que le regala el clima a la soberbia.
Uno de esos tiempos en los que sin saber por qué motivo aparente terminamos diciendo:
“¿Sabes?, Quizás… un día de estos me atreva y te agradezca” El problema viene a ser que el agradecer no es una de mis mejores virtudes, mas bien, es una de mis peores dificultades,
la más inmensa, la más penosa de todas.

La más fuerte, la más dura de todas es aprender a agradecer y a decir te quiero, gracias por todo: qué bien haberte conocido, me has enseñado mucho. Antes me traumatizaba la lluvia pero hoy la disfruto.

ii

Antes de que empiece a quererte como siempre lo he hecho, es más fácil vivir de lo que se tiene, y aunque no haya; en cualquier papel se escribe lo que se desee.
Como por ejemplo, en este papel puedo decir que existen pocas palabras para cantarle a tu sonrisa y que me encanta tu ingenuidad y tu violencia. Que te pido que vengas y te escondas a mi espalda, que comas manzanas mientras recorres mis venas.

Remueve el oxido de mis días, envenena el agua de mi soledad y de paso mezcla veneno en sangres de dioses, vuélvete la pena de la razón

Lo que se me lo ha enseñado la vida, lo que ignoro me lo ha impuesto la fe.
Lo que deseo se traduce en tus ojos; ábrelos o ciérralos es solo una opción.
Y puedo volver a decir en este papel que existen pocas palabras para nombrarte de noche y que el hambre es testimonio de mi soledad. La compañía se traduce en errores, la cárcel de mis miedos, el pecado de mi honor.
Vuelve y juega, revienta y explota. Cuenta hasta diez y vuélvete ilusión.
Las marcas de la pared son testimonio de tus horas, las lágrimas de tu pelo son excusas de Dios

Lo que se me lo ha enseñado la vida, lo que ignoro me lo ha impuesto la fe.
Lo que deseo es solo tu sonrisa, de noche cuando la luna alumbra mejor

Lléname,
el vacío que has dejado dormida, las penas las glorias el jarabe y la miel.
Los libros acabados y las velas encendidas, el cabello en la ducha y tu olor a café

Tus manos se desprenden como manantiales, tus trucos de magia son bailes de salón
Yo con mi guitarra y tú con tus bailes,
y a pie yo vengo
Siempre a pie

Todo se reduce a lo mismo, todo se vuelve similar
y navegamos en vasos vacíos para otra vez llegar.
Lléname todas mis copas rotas, las penas las glorias, el jarabe y la miel.
Los libros acabados y las velas encendidas, el cabello en la ducha y tu olor a café

iii

A orillas de mi costa me saludan las mañanas, la brisa es más fuerte y trae olor a café,
amanece y salimos a la calle y a pie yo vengo
siempre a pie

Todo se reduce a lo mismo, todo se vuelve similar
y navegamos en vasos vacíos para otra vez llegar

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando te encontré
qué emoción
sintió mi corazón.
Le hiciste estremecer
y suspiró por ti.

Cuando te besé
qué emoción
sintió mi corazón:
extraña sensación
sentí dentro de mí.

Cuando te estreché
entre mis brazos
cuántas cosas
nos dijimos.
Qué emoción sentimos las dos,
tanto tú, como yo.

Cuando te encontré
qué emoción
sintió mi corazón
y no quiero pensar
que te olvides de mí