2009-10-18

Llego y me alejo




Llego y me alego
Walt Whitman / Canto a mi mismo


a
se volteó cuando la vi de espaldas,
creo que le dio miedo que me quedase viéndola;
/pocas veces uno puede ver a una mujer
orinando de pie sobre una pared/
el sarcasmo de las voces
es menos sensato que los refranes de los abuelos,
una palabra, un grito, una carcajada
/en éste caso una piedra cargada de ira/
con dirección perfecta dirigida a mi cabeza
como pocas veces ocurre la suerte me da una mano
/la dirección de los golpes a veces pierde
fuerza/


b

la paloma llevaba cuatro días de muerta repartidos en partes iguales
un día por sus plumas deshechas y evaporadas en un polvito alérgico
dos días en sus patas en piel de reptil decoradas con cautela
tres días en su pico añejado en esquinas
y un cuarto día en su cuerpo podrido.
al quinto cuando yo llegaba para ocultarlo ya no estaba;
los gatos de mi cuadra lo desmembraban y hacían un festín extraño, una orgía siniestra con plumas puestas

la pared de los edificios eran los escenarios de estas fiestas.
estaban amarillas y oxidadas a pesar de estar envueltas en yeso
los callejones entre casa y casa olían a sus virtudes, y fue en uno de estos donde violaron a susana, la hija de los martínez;
los únicos testigos fueron tres gatos que no pudieron capturar al inadaptado

c

llego y me alejo
y no es más que por puro y físico miedo;
ese que me da noche y se mete en mis huesos
los ladridos lo espantan pero nuevamente regresa
y por última vez alcanzo ver los bailes desde mi ventana de los que van bajando por la tercera.

poco diré cuando se acabe el vino y regrese despreocupado de los calores y las benevolencias del clima
poco diré cuando vea los vacíos de siempre en mi alcoba, las manchas en mi almohada y el moho de mi inodoro
poco diré cuando quede sin excusas para mi pesimismo y me toque escalar las paredes para comprar cigarrillos

mi casa es pequeña, una caja iluminada en velas;
yo las enciendo en lo posible, si no me he consumido el gas de la mechera y evito encenderme en llamas junto a mi pecera

d

el día que decidí dejar de escalar paredes la noche fue azul; mis manos juntas me arrastraban como nota de piano, mis pies separados marchaban a compás con la lluvia.
ella estaba recostada a la pared de los gatos, engalanada con unos colores que hacían transparente sus bragas
con la noche metálica su mirada se ocultaba.
me arrojó unas piedras para que me alejase;
me insultó incoherencias esperando que me detuviese
pero todos sabemos que lo cuerdo es sólo una excusa de nuestro caminar para detenernos
nunca me detuve, y terminé con matarla lentamente;

entre sus piernas,
perversamente,
añejado en oraciones y credos prohibidos


e

quedé jodido con la condena
las mañanas son más pequeñas cuando no esperas la noche
quedé jodido con mi cruz
encarcelado mis oraciones nunca son escuchadas
quedé jodido con mi vida
me toca pagar dos; una que no consumo y una que ya consumí.

como pocas veces ocurre la suerte me da una mano
afortunadamente logré despertarme fuera de la jaula
pero la arena me caía sobre los ojos

f

Confesiones

será un proceso extraño lo que haré en los próximos días;
esto de escribir lo que pienso a manera de ensayos me parece incluso absurdo.
una tarea aburrida que terminará por ganarme odios innecesarios
empezando porque no sé ni cómo organizar mis ideas a veces.
pero me parece un excelente ejercicio para ello.
una mente controlada y unos pensamientos en orden han de ser unos buenos abdominales neuronales.

recuerdo con precisión mi primer asesinato,
estaba tan nervioso que vacilé en hundir el cuchillo
y ella terminó por morir del susto

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