Extraño como el que extraña la fiesta, el licor, la parranda y el acordeón.
Y eso a su vez, es extraño en mí.
Te extraño a ti, que nunca acudiste,
Te extraño a ti, que aunque sigues, no te veo,
Y me extraño a mi, a mis días y a mis noches.
Y a mi voz también la extraño,
como es de extrañarse que extrañe pensarte.
Medito sobre las cosas, y pausado me detengo y grito
sin voz... claro, por que la extraño
Y el extrañar la voz me hace recordarte.
Y cuando te recuerdo...
También te extraño.
Uno, dos, tres y hasta cuatro son las veces
en que mientras recostado viendo el techo te he extrañado,
Y he, al mismo tiempo que tomo vinagre, que te he pensado.
Y cuando te pienso...
También te extraño.
Te extraño, y por extrañarte, me hago referencia
a odiarte, y por odiarte, he de referirme a amarte,
aunque parezca extraño...
Y cuando te amo...
También te extraño.
Y cuando te extraño...
También te amo.
Es corta la brecha, es corto el sanjuán, es corto todo.
Todo... como mis remembranzas, y mis ídolos olvidados.
Corto, como mis memorias, y las mañanas
Y cuando digo mañana,
es por que te extraño de noche.
Nos quejamos siempre del día,
pero olvidamos que no ha pasado la noche,
Y yo, personalmente olvido que de noche
te extraño más, y de día... ni siquiera te recuerdo.
Por que de tanto recordarte
He olvidado ya que te extraño.
2008-08-18
El extraño mundo de Elmo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario