2009-03-18

I CAPITULO NOVELA

Bueno, ando trabajando en una novela, este es el primer capítulo.


I CAPITULO, Metiéndose en el cuento


Aun sigo tirado en la esquina con la misma cerveza que me compraste. Le he quitado la etiqueta del águila y se ha puesto tan caliente que ahora me sabe a gasolina. Vierto un poco en la carretera para ver si se abre un hueco en ella y se evapora. De pronto y me sale el diablo y me pide un sorbo. Recuerdo que de niño me enseñaron que debajo del mismo piso donde corría y gateaba había todo un país endemoniado; con la momia, el hombre sin cabeza y toda esta colección de espantos y sujetos graciosos. Pero han pasado los años y de diablos nunca vi uno. Bueno, un día te vi a ti en papel de diablita. Que mal hacías los papeles, eso de la maldad y el erotismo no van contigo. Siempre lo supe. Pero de todos modos, no quise contradecirte. Sabes que soy demasiado terco y obstinado como para decirle no a alguien, menos a ti que tienes facultades especiales. Un tono de voz especial, tu perfume de siempre y esas cosas que te inventas.

Y heme acá sentado con el mismo jean de hace dos semanas. Esto de vivir solo se ha vuelto un martirio. He optado por sólo usar dos jeans, uno azul y otro negro. Este mes es el turno del azul. Las camisas son otra historia, de esas tengo varias. La que más me gusta es la azulita que me diste de cumple años. Hace tiempo no me pongo esa. En esta semana me la pondré cuando vayamos al centro. ¿Por qué demoras tanto comprando esos chicles? Ya me estoy empezando a aburrir. Es complicado, es una tarea complicada. Pero lo complicado no es por lo sencillo de su ejecución. Lo complicado es que yo anhelo que lo sea. Entre más difícil más ajeno a ti, y así, como es costumbre, me encantaría más el resultado. Sigue siendo complicado esto de estar sentado en una esquina y ver los perros pelear por un hueso mientras coqueteas con el man de la tienda a ver si te hace un descuento. Es increíble como con todos logras mover tu ojo derecho y a la vez estornudas despacio y se te mete entre los pómulos dos hebras de tu cabello castaño. Y ahora me está empezando a dar hambre. Sabes que no soy el típico que canta de noche, o que alaba a Dios una vez por día, sobre todo cuando te empieza a dar hambre como ahora. Créeme en la vida real, o lo que llamas real no es así. No es que sea agraciado con las palabras. Por eso, agradeceré rencorosamente al idiota que ha aceptado tu ojo picho y tu estornudo con cabellos mezclados. Me voy. Nos vemos luego. En la esquina dejo la cerveza caliente, yo seguiré caminando y echando improperios a medida que me dejo crecer la barba, no me cepillo los dientes, no me cambio los zapatos y no me limpie otras partes menos románticas porque odio cuando el papel se me mete en las uñas.

- ¿Qué tanto miras el piso?

- Nada, acá meditando.

- ¿Vas a tomarte el resto de la cerveza? Tengo sed

- Ya está caliente. Hasta el águila se fue a dormir

- No importa, es para refrescarme la garganta

- ¿Por qué duraste tanto?

- Ya vas a empezar. Como vengas con tus celos me voy para mi casa.

- No, no voy a empezar nada. Sólo preguntaba. Es que demoraste siempre un poco.

- Yo no te dije que te quedaras esperándome. Pudiste acompañarme

- Es sólo una tienda, no tengo que ir contigo para todos lados

- Por lo mismo, es sólo una tienda y sólo fui a comprar chicles. ¿Ves? Son sólo chicles. Cómete uno para darte un beso.


No hay comentarios: